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En el Centro de Innovación de Vodafone en Málaga se cocinan las tecnologías de la comunicación del futuro. Y cada una de esas tecnologías tiene ... un grado diferente de cocción. Algunas están ya a punto de caramelo o incluso ya en el mercado y lo que se hace es añadirles capacidades. Otras se están testando con proyectos piloto. Y también las hay en estado incipiente: hoy parecen cosa de ciencia ficción pero están llamadas a transformar las telecomunicaciones en un plazo de cinco a diez años.
Una de esas tecnologías de vanguardia es la conectividad integrada móvil y satélite, que promete alcanzar el deseado hito de la cobertura universal: que cualquier persona pueda conectarse a Internet con banda ancha desde cualquier rincón del planeta, por aislado que esté, y lo pueda hacer con sólo un móvil convencional, sin ningún 'router' o dispositivo adicional.
Málaga ha adoptado un papel clave en el desarrollo de esta tecnología. Y es gracias a la apuesta de Vodafone por establecer aquí el primer centro de investigación de Europa dedicado al desarrollo de servicios integrados de banda ancha móvil terrestre y basada en satélites de órbita baja. Abrirá en julio y formará parte de su 'hub' de innovación, pero estará ubicado en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicaciones de la UMA. Y es que como en muchos otros proyectos, Vodafone va de la mano de la Universidad de Málaga, con la que mantiene un acuerdo estratégico que el director del centro de innovación, Jesús Amores, considera «único en España». «No subvencionamos innovación, sino que trabajamos codo con codo con los equipos de investigación de la Universidad para desarrollar nuestra próxima generación de productos», explica.
Para desarrollar este proyecto, Vodafone ha recibido una subvención de 2,6 millones de euros del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) dentro del Programa Tecnológico Espacial. Va de la mano de AST, la compañía que está construyendo la primera red global de satélites para brindar banda ancha desde el espacio. Actualmente es un equipo pequeño (de unas diez personas) el que está dedicado a esta iniciativa, que irá creciendo conforme avance el desarrollo de esta tecnología y el proyecto en sí.
Y es que ese laboratorio será «sólo el primer paso», advierte Amores. «Cuando tengamos la tecnología validada -ése es el objetivo del laboratorio-, instalaremos en Málaga uno de los 'gateways' o puertas de enlace espacio-tierra que serán necesarios para conectar con los 106 satélites que estarán desplegados para 2027. En Europa va a haber cinco y en todo el mundo puede que sean diez o quince. Y uno de esos 'gateways' va a estar aquí en Málaga», destaca el directivo de Vodafone. A largo plazo, conforme la tecnología madure, el laboratorio evolucionará para convertirse en un centro de operaciones y gestión de servicios para toda Europa. «Esto significa que Málaga va a ser un nodo de comunicación para generar riqueza, igualdad, justicia y oportunidades de crecimiento en todo el mundo», concluye.
La compañía británica aspira a liderar la introducción de conectividad satelital directa a teléfonos inteligentes en Europa a partir de finales de 2025 y 2026. Para ello tendrá que redoblar la inversión en I+D destinada hasta ahora. El proyecto por el que ha recibido la subvención alcanza los 5,5 millones y Amores cree que esta cifra se multiplicará fácilmente por cuatro.
Vodafone no es la única empresa que persigue el objetivo de la cobertura universal mediante satélites. A cualquiera le viene a la cabeza el proyecto Starlink de Elon Musk. La aproximación al problema de Vodafone y AST tiene una ventaja: la de no necesitar ningún dispositivo adicional al que ya tengan los usuarios. «Tiene sus riesgos, claro: estamos hablando de desarrollar algo totalmente nuevo que no está al 100% validado. Y desde Málaga vamos a ayudar para que esta tecnología se haga realidad», expresa Jesús Amores.
La Unión Europea está subvencionando el desarrollo de estas redes satelitales porque son un atajo para conseguir uno de sus objetivos: acelerar el despliegue de la red 5G. «Se está presionando a las operadoras para que impulsen el despliegue, pero con las redes terrestres es inviable hacer llegar el 5G a lugares donde no hay población», explica. «De manera práctica, ¿qué conseguiremos? Que una persona que está en un pueblecito de la Alpujarra tenga las mismas capacidades para desarrollar su vida diaria y profesional que una persona que vive en Madrid. Para mí esto es realmente igualdad y democracia», concluye el responsable del Centro de Innovación de Vodafone en Málaga.
El centro de innovación de Vodafone se ha convertido en el mayor adjudicatario de la segunda convocatoria de ayudas del PERTE Chip. Ha recibido cerca de 15 millones de euros para un proyecto de «arquitectura chip abierta» u Open RAN (siglas de Open Radio Access Network). ¿Qué significa esto? Que Vodafone lidera una iniciativa para romper el oligopolio existente en la gestión de las redes de telecomunicaciones, donde tres grandes multinacionales (Ericsson, Nokia y Huawei) son las que poseen la tecnología necesaria para controlar las comunicaciones de radio. «Este proyecto tiene como objetivo diseñar y validar nuevos chips que permitan trabajar con la radio de las antenas de comunicación utilizando técnicas diferentes a las actuales. Marcamos los requisitos, establecemos las pruebas de validación y trabajamos con más de veinte fabricantes con el fin de ir desarrollando, probando y optimizando esta arquitectura alternativa, que será abierta y por tanto permitirá la entrada de cualquier jugador», explica Jesús Amores. «Es un proyecto a largo plazo: hablamos de cinco a diez años vista. Pero la apuesta de Vodafone es muy seria: se plantea que entre un 5 y un 10% de su red comercial se base en Open RAN», afirma.
El objetivo es derribar barreras de acceso para que más empresas puedan participar de la gestión de las redes. Y si hay más competencia, bajarán los costes: de ahí el interés de Vodafone. «Se beneficiará todo el mercado y, en último término, el ciudadano porque si cuesta menos operar red, al final eso fomentará que las operadoras sigan desplegando red y mejorando la cobertura», explica el director del centro de innovación de Vodafone.
Dentro de este proyecto también se están desarrollando, en colaboración con investigadores de la UMA, nuevos algoritmos mediante técnicas de inteligencia artificial para gestionar y optimizar el uso de la red de forma que se ahorre entre un 5 y un 15% de la energía que se necesita actualmente.
Vodafone empezó este proyecto hace dos años y a día de hoy tiene a 30 empleados trabajando en él que, con la importante subvención recibida, aumentarán hasta las 50 ó 60 a lo largo del próximo año. Si se suman el resto de empresas e instituciones involucradas puede haber 300 personas dedicadas a esta iniciativa.
Amores reconoce que están entablando conversaciones con IMEC, el instituto de microelectrónica belga que proyecta un centro de diseño y fabricación de chips en Málaga, para «llegar a un acuerdo de colaboración que brinde acceso a esa fuente de conocimiento y experimentación».
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