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Ahora que se acerca la Navidad y el regalo del móvil sobrevuela muchas familias me voy a mojar con la experiencia que me da ser ... madre de tres hijas, haberme equivocado unas cuantas veces y haberme comido mis palabras otras tantas. Y no, no es una forma de hablar. De hecho, he pasado de oponerme rotundamente a algo a admitirlo y considerarlo incluso deseable y recomendable de un día para otro. Aún recuerdo una transición así en un viaje de fin de curso a Magaluf, que en mi mente pasó de ser un destino infernal que ni de broma aceptaría a considerarlo una especie de guardería de adolescentes que empezaban a salir. Claro que eso fue después de ver que la alternativa podía ser viajar en tren por Europa sin plan, ni reservas, ni mucha cabeza y una alta probabilidad de acabar durmiendo en estaciones o en la santa calle.
A veces a los padres se nos olvida que los hijos se hacen mayores y que nuestro trabajo es educarles para el futuro y prepararles para que sean independientes. A fuerza de cariño sobreprotegemos y ahí estamos con la red preparada para cuando se caigan. Y como es más fácil evitar que educar, pues si hay que elegir optamos por lo primero.
Hay un movimiento que surgió con fuerza en los chats de padres que reclama prohibir el teléfono móvil a los chicos hasta los 16. Y es verdad que la edad del smartphone se nos había ido de las manos. Pero a lo mejor, entre la barra libre de móviles a niños pequeños y la prohibición hasta los 16 puede haber un término medio. Teniendo en cuenta que a los 18 serían mayores de edad y podrían hacer cualquier cosa, me pregunto si en dos años hay tiempo suficiente para entrenarles para la vida digital y la adulta.
No hay sólo dos opciones: o el móvil a partir de los 16 o a cualquier edad. Y me niego a perder de vista la gama de grises. Porque no todos los chicos y chicas tienen la misma madurez, porque se van a educar en un mundo en el que sus amigos tienen móvil, porque hay mil formas de entrar en Internet , porque tecnológicamente van siempre por delante de nosotros, porque digo yo que tendrá que ser algo progresivo, porque darles el móvil no significa que lo tengan siempre que quieran, porque creo más en educar que en prohibir, porque los 16 es una edad en la que la mayoría tienen relaciones sexuales y pueden tomar decisiones muy importantes sobre su vida y su cuerpo, y porque no darles un móvil, no deja de ser aislarles por miedo.
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