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A 200 por hora y a contravía: así fue la persecución con cuatro muertos, entre ellos un policía, en Torremolinos
Agentes de la Policía Local de Málaga llegaron a interceptar el coche de los tres fugitivos, pero dieron marcha atrás cuando iban a identificarlos y escaparon en sentido contrario
La alarma saltó en una farmacia de Puerto de la Torre, en Málaga, pero la persecución que acabó con la muerte del subinspector Antonio Ramos (48 años) y de tres fugitivos tiene un contexto mucho más amplio y profundo que el de un intento de robo. La policía estaba volcada en atrapar a una banda de ladrones a la que se relaciona con 13 asaltos a boticas y dos más a parques de bomberos de la provincia.
Todo comenzó a las 4.45 horas de la madrugada del miércoles al jueves 5 de junio. Unos encapuchados lograron manipular el sistema de seguridad de la farmacia Rodulfo, en el 171 de la avenida Lope de Rueda, para acceder a ella sin forzar ni la cerradura. Una vez dentro, trataron de arrancar a mazazos el cajón monedero, pero no lo consiguieron porque estaba anclada al suelo.
Cuando los delincuentes se disponían a huir, apareció por allí una patrulla adscrita a la Jefatura del distrito Norte de la Policía Local de Málaga. Los ladrones emprendieron la huida y los agentes salieron detrás. La farmacia está muy cerca de la salida natural de Puerto de la Torre hacia las autovías. Comenzaba una persecución que se trasladó muy pronto a la hiperronda.
Los policías locales cantaron por radio que estaban siguiendo un vehículo sospechoso, en concreto un Peugeot 5008 que ya estaba en el radar de los Cuerpos de Seguridad. Ese coche, sustraído hace un par de meses, había sido utilizado en algunos golpes por los ladrones de las farmacias, que también emplearon dos modelos de BMW, todos robados; en concreto, un X3 y un X5.
A la persecución se sumaron todas las patrullas disponibles tanto de Policía Local como de la Nacional, que llevaba semanas con un dispositivo especial, coordinado en toda la provincia, para detener a los integrantes de la banda. No en vano, los asaltos a boticas se reparten por todo el litoral de la Costa del Sol: seis en Marbella, cuatro en Málaga, dos en Torremolinos-Benalmádena y uno en Estepona.
Los delincuentes tomaron la hiperronda sentido Cádiz con una patrulla pisándoles los talones. Según las fuentes consultadas, habrían llegado a conducir en algunos tramos a 200 kilómetros por hora. En esa primera parte, los ladrones circularon en el sentido de la marcha. Después de perseguirlos durante media hora, una unidad de la Policía Local logró interceptarlos y cortarles el paso. El Peugeot 5008 llegó a estar parado con los tres encapuchados a bordo. Al menos momentáneamente.
La intervención podría haber acabado ahí. Tres detenidos, una investigación abierta y al juzgado. Pero no. Al parecer, cuando los policías locales se bajaron del patrulla y se dirigieron a ellos para identificarlos, el conductor del 5008 introdujo la marcha atrás y realizó un giro de 180 grados para, a partir de ese momento, circular en sentido contrario por la autovía.
Los agentes de la Policía Local corrieron hasta el coche patrulla para subirse a él y reanudar la persecución. Llegaron a perder de vista el Peugeot, pero condujeron en la dirección que presumían que habían tomado. Al llegar a la altura del punto kilométrico 998 de la autovía AP-7 comenzaron a ver humo. Segundos después, se encontraron con el fatal accidente.
El turismo en el que viajaban los fugitivos acababa de colisionar contra otro coche, en concreto un Volvo XC40. Dentro de ese vehículo viajaba el subinspector Antonio Ramos, que volvía a casa -residía en Benalmádena- tras finalizar su jornada laboral al frente del subgrupo II de los 'Gotham', la patrulla nocturna de la Policía Nacional.
Las circunstancias de la colisión están siendo objeto de una investigación de la que se ha hecho cargo la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) del Cuerpo Nacional de Policía. De haberse considerado un accidente, lo habría llevado la Guardia Civil de Tráfico. Pero los indicios apuntan presuntamente a una acción deliberada por parte de los fugitivos.
Los investigadores aún no tienen un cálculo oficial de velocidades, pero en el lugar de los hechos se estimó que el impacto podría haberse producido a más de 150 kilómetros por hora, a la vista del estado en que quedaron los vehículos. Tampoco se apreciaron, a simple vista, huellas de frenada en el asfalto, por lo que se maneja la hipótesis de que el agente Ramos no tuvo margen de reacción.
Los bomberos del Consorcio Provincial (CPB) y varias ambulancias del 061 acudieron con celeridad al lugar para excarcelar a las personas atrapadas en ambos vehículos. El Volvo XC40 en el que viajaba el subinspector se incendió como consecuencia del choque, aunque el policía pudo ser rescatado del automóvil antes de que acabara calcinado. Los sanitarios le practicaron maniobras de reanimación cardiopulmonar, pero no pudieron hacer nada para mantenerlo con vida.
Las llamas afectaron también el Peugeot, que quedó reducido a un amasijo de hierros. Los tres fugitivos, que al parecer son de origen búlgaro, a tenor de la documentación que llevaban en el coche, murieron en el acto. Las identidades que maneja la policía, provisionales a falta de confirmación científica, acumulan un historial de antecedentes por delitos contra la propiedad en España, según las fuentes consultadas.
Los fallecidos del Peugeot 5008 iban con monos, guantes y pasamontañas. Los investigadores hallaron dentro del Peugeot 5008 un mazo, una pata de cabra y una cizalla, todas ellas herramientas empleadas supuestamente en los robos. Se presume también, según las fuentes, que algunos de estos efectos podrían haber sido sustraídos en alguno de los parques de Bomberos allanados en los últimos meses.
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