Procesión por los 500 años de la Vera Cruz en Antequera

Quienes fueron a la misa a mediodía a San Francisco, sede de la Cofradía de los Estudiantes, se encontraron a la Virgen de la Vera Cruz en el palio del Nazareno de la Sangre, el mismo que procesiona el Lunes Santo, de finales del siglo XVII y principios del XVIII, bordado en oro sobre terciopelo púrpura, un museo andante.

Por la tarde, el consiliario Francisco Aurioles comenzó el rezo de los misterios del rosario y apareció la Banda de Música de la Vera Cruz de Almogía, la misma que le acompaña en su salidas en Semana Santa. Mantuvo su buen nivel, pero con unas melodías más místicas.

Tras la salida, paso por el barrio, por San Francisco, Plaza Fernández Viagas, Señor de Los Avisos, Carrera de Madre Carmen y al llegar al convento de la Beata, le esperaban las religiosas y la comunidad educativa del colegio que les rezó al pasar.

Lo mismo ocurrió en Las Descalzas, donde esta vez fue el Colegio de los Carmelitas que montó un altar con una imagen del carmelo. Y subida por Encarnación, con la sorpresa de los vecinos y un nutrido grupo procedentes de varias partes de la provincia, que admiraban la imagen de Juan Bautista del Castillo del siglo XVII bajo un palio cien por cien antequerano.

Llegó la noche al entrar por Tintes con oraciones en el convento de carmelitas calzadas y en el Loreto, y maravilla para los cofrades al ver la estrechez de calles, las luces fusionadas con el incienso y la banda que interpreta marcha tras marcha tras los avemarías del rosario.

Y se llegó a Maderuelos, Diego Ponce, Madre de Dios, Lucena y entrada a la triunfante Duranes, donde el palio fue de punta a punta al son de marchas como 'Pasa la Virgen Macarena' que le daban un aire distinto a los Lunes Santo.

Por último, regreso a la Plaza de San Francisco, rezo del último misterio y el palio que regresa a su interior y terminaba un rosario que fue finalmente una procesión inesperada con carácter extraordinario.