La dura vida y el triste final de Pilar: vivía en un coche con su verdugo en Marbella

Aunque bien es sabido que la violencia de género no entiende de perfiles de víctimas ni de agresores, es patente que el mayor impacto lo sufren las mujeres pobres, entre otros motivos, por la falta de independencia económica. Pilar Amaya, que fue asesinada el pasado sábado en Marbella supuestamente a manos de su pareja, se encontraba en la indigencia y se ganaba unos euros como 'gorrilla' en un aparcamiento a pocos metros del descampado en el que apareció su cadáver; el mismo lugar además donde estacionaba un coche en el que pernoctaban.

Era 7 de junio, media mañana y la vigilante de seguridad de un hotel en Marbella hacía ronda por las proximidades del alojamiento cuando se percató de un cadáver en un descampado del distrito de Las Chapas, detrás de una gasolinera. Se trataba de Pilar, una mujer española de 53 años que presentaba múltiples lesiones en la cara. Junto a ella, algunas de sus pertenencias, como unas gafas rotas, han informado a SUR las distintas fuentes consultadas.

La trabajadora del hotel alertó a los servicios de emergencias y hasta el descampado acudieron efectivos de Policía Judicial, de Policía Científica, un médico forense y la comitiva judicial, que procedieron al levantamiento del cuerpo para darle traslado al Instituto de Medicina Legal (IML), a pesar de que las numerosas y visibles heridas que presentaba la víctima apuntaban a una muerte violenta.

En el radar de los investigadores estaba su pareja, un ciudadano búlgaro de 47 años, que también se dedicaba a aparcar coches y con el que los empleados de la zona solían ver a la mujer. Desde hacía un tiempo, estacionaban el vehículo en el descampado o en el parking, dormían allí y se aseaban en la estación de servicio.

El 6, un día antes del crimen, la Policía ya acudió a la zona tras ser alertada de una pelea que, al parecer, estaban protagonizando los 'gorrillas'. A la llegada de los agentes, la pareja supuestamente estaba discutiendo con un tercer aparcacoches. Aunque todos ellos quedaron identificados, aquello, siempre según las fuentes, se solucionó y no pasó a mayores.

Sobre las tres de la tarde del sábado, tras varias batidas de los policías para localizar a la pareja de Pilar y el coche en el que hacían vida, los agentes regresaron a Comisaría y se toparon con lo que iban buscando. El sospechoso, que presentaba varias heridas propias de un forcejeo, quedó allí mismo detenido por su presunta autoría en el asesinato y está previsto que este martes pase a disposición de la autoridad judicial competente.

No constan denuncias previas por violencia de género de la pareja y el Sistema Viogén no los tenía en su registro. Si bien, el Ministerio de Igualdad ya confirmó este lunes como machista la muerte de Pilar, que se ha convertido en la segunda víctima mortal que deja la violencia de género este año en la provincia, la cuarta en Andalucía y la decimotercera en el conjunto nacional. Asimismo, desde la delegación competente en esta material recuerdan que el número de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas en España desde 2003, año en el que se comenzaron a contabilizar, es de 1.307.

El primero este año en la provincia fue el de Catalina (conocida por todos como Lina), quien falleció estrangulada, a manos del que había sido su marido durante más de una década, un nigeriano llamado Augustine con el que tuvo tres hijos. Los tres niños, todos ellos menores de edad, estaban en la casa familiar cuando el sospechoso acabó con su vida e incendió la vivienda. Los hechos ocurrieron la madrugada del domingo 9 de febrero y Lina tenía también otro hijo fruto de un matrimonio anterior.

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