

Secciones
Servicios
Destacamos
La federación que engloba a las principales organizaciones de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales alertó hoy de que España vive «una escalada alarmante de odio» ... contra el colectivo LGTBI. La radiografía encargada por la Federación Estatal LGTBI a la consultora 40db concluye que la violencia contra estos colectivos por su opción u orientación sexual, lejos de disminuir, se ha disparado en nuestro país en el último año, con un fuerte crecimiento de las agresiones y de la discriminación, «alimentadas por discursos de odio, polarización política y una respuesta institucional aún insuficiente».
Los ataques, acosos y discriminaciones afectaron a cuatro de cada diez entrevistados, lo que equivale a algo más de dos millones de españoles, y la percepción más repetida entre los 800 miembros de estos colectivos consultados en todas las autonomías es que los discursos y actos de odio, la LGTBIfobia, están en claro ascenso.
Todos los indicadores de violencia han aumentado, pero destaca el gran crecimiento de las agresiones, que se han más que duplicado en solo doce meses. El estudio indica que han sufrido ataques el 16% de los miembros de estos colectivos, algo más de 800.000 personas en todo el país, cuando en 2023 solo el 6,8% padeció este tipo de violencia. La gran mayoría fueron agresiones verbales (insultos o amenazas), pero en una de cada diez ocasiones se trató de zarandeos, empujones, patadas o golpes y en un 8% de ataques sexuales.
La segunda violencia que creció, algo más de dos puntos, fueron los casos de discriminación por opción sexual, de la que fueron víctimas uno de cada cuatro miembros del colectivo. La discriminación se produce sobre todo en el ámbito laboral y de las contrataciones, pero también en el acceso a servicios, sobre todo a la vivienda. Los episodios de acoso no subieron, pero los sufre todavía cada año el 20% de los miembros del colectivo, en forma de vejaciones, aislamiento social o ciberacoso y coacciones en el ámbito digital.
Los enormes niveles de violencia contra homosexuales, bisexuales y trans detectados por el estudio están en línea con las alertas encendidas por los datos europeos y por los delitos registrados por el Ministerio del Interior. «Nos enfrentamos a una normalización alarmante del odio, amplificada por discursos políticos que legitiman la violencia simbólica y allanan el terreno para la violencia física», advirtió en la presentación Paula Iglesias, presidenta de Felgtbi.
La escalada de LGTBIfobia es general, pero se ceba especialmente con determinados grupos, lugares y ambientes. La franja de edad que soporta más violencia es la que oscila entre los 25 y los 34 años, con entre siete y diez puntos más tanto de agresiones como de acosos y discriminaciones. El segundo segmento más atacado, perseguido y discriminado es el de los LGTBI que tienen rentas más bajas. El tamaño del lugar de residencia también tiene trascendencia. Las vejaciones, el vacío social, las coacciones o las agresiones son bastante más abundantes en poblaciones de menos de 10.000 habitantes, pero la discriminación es más elevada en las ciudades medias y grandes.
El estudio vuelve a constatar que los espacios cotidianos, donde transcurre buena parte de su vida, no son seguros para estos colectivos. El lugar donde más agresiones y acosos se producen es en la calle, seguido por los centros de enseñanza y por el propio ámbito familiar. En cuarto lugar está el centro de trabajo, con las redes sociales y los lugares de ocio por detrás.
La radiografía constata que hay otro mal que no remite y es el de la infradenuncia. Se denuncia poco más de uno de cada cuatro ataques, desplantes o vejaciones. Casi la mitad de las víctimas confiesa que nunca acude a las autoridades y el 27% restante se limita a ponerlo en conocimiento de las organizaciones LGTBI. Entre los motivos para no denunciar destacan las ideas de que «no servirá de nada», la «falta de pruebas» y el temor a no ser creído.
El desánimo está también vinculado a la persistencia de la desconfianza institucional. Un tercio de quienes formalizaron denuncia relata que el proceso le resultó tan traumático como el propio incidente, declarando que «me lo hicieron pasar mal». La valoración de que las diferentes policías están «muy o bastante» implicadas contra esta lacra cayó en un año del 32 % al 25% entre quienes sufrieron agresiones físicas o verbales.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.