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Es una suerte de peste del pino que trae de cabeza a las autoridades y los técnicos. Y exige de muchos recursos. Asola especialmente la ... zona mediterránea y en la provincia de Málaga ofrece una de sus caras más cruentas. Es la seca del pino. Acaba con enormes poblaciones en apenas semanas. Y se debe a una conjunción de factores entre los que cabría señalar la sequía, demasiados árboles compitiendo por muy poco espacio y las plagas oportunistas. El problema es que incluso está propagándose a otras especies.
«Desde el verano de 2021 observamos procesos severos de decaimiento en pinares malagueños, algunos con el resultado de la muerte de muchos pies», señalan desde la Consejería de Sostenibilidad fuentes técnicas, que añaden que, durante los veranos de 2022, 2023 y 2024 esta circunstancia se fue agravando por zonas.
Entres los puntos negros que señalan se encuentran estos once: Alcaucín, Canillas de Albaida, Salares, Sedella, Cómpeta, Nerja, Totalán Montes de Málaga, El Chorro, Serranía de Ronda y el Bajo Genal.
«Afecta a todas las especies de pinos (negral, piñonero, carrasco, salgareño, insigne… ) incluso a algunas frondosas (encina, coscoja, alcornoque…)», inciden.
El resultado es dramático y, según la experiencia de Sostenibilidad, en algunos casos, ha supuesto la muerte del 50% del arbolado, en las zonas más afectadas, y afecciones de diversa consideración de hasta el 70-80%, en otras.
«Estamos ejecutando proyectos de tratamientos selvícolas para reducir la competencia y favorecer estructuras más resilientes», concluyen las fuentes.
2021
En aquel verano el fenómeno del decaimiento empiezaa llamar la atención de los expertos y autoridades y ha ido empeorando año tras año.
No hay que irse a mitad del campo o del bosque para comprobar el terrible daño, cuyo alcance asciende a miles de ejemplares afectados. Sólo en Málaga capital es bien conocida la batalla emprendida por el Área de Sostenibilidad Ambiental, que, de hecho, acaba de aprobar un refuerzo del presupuesto.
Los factores desencadentantes son múltiples. Van desde la sequía prolongada que ha azotado durante los últimos seis años a la provincia; a suelos de mala calidad, esquilmados, con fuertes pendientes y con pocos nutrientes, o a la dura competencia por el suelo por estar los pies de los ejemplares demasiado juntos...
El Ayuntamiento de la capital es reticente a ofrecer datos actualizados de esta pesadilla para los parques periurbanos. Ya el año pasado eran casi mil los árboles afectados, sobre todo pinos. Castigados por los reseñados factores y, lógicamente, debilitados, la conjunción de plagas oportunistas hace el resto. Caen en cuestión de semanas. Y ofrecen esa visión que entremezcla cuando se alcanza una vista panorámica características manchas marrones o rojizas dentro de la masa árborea global.
El Consistorio de la capital acaba de aprobar una modificación presupuestaria para llegar a los 2,8 millones de euros necesarios para suscribir y aplicar un convenio con la Diputación.
Hasta ahora venía realizando las tareas de seguimiento con la Universidad de Córdoba y las empresas adjudicatarias del servicio de zonas forestales. Pero es necesario ahora ir más allá y ver el calado provincial del problema. En todo caso, son los resultados y recomendaciones del informe de la UCO los que guían el procedimiento a seguir y se ponen a la disposición de toda la provincia. Porque es un enfoque global.
«Esta situación se produce como consecuencia de las condiciones climáticas actuales, aunque en los últimos meses se ha agudizado el decaimiento de ejemplares por la presencia de insectos perforadores de la madera que aceleran la muerte de los árboles más debilitados», indican desde el Área de Sostenibilidad.
2,8
millones de euros ha presupuestado el Ayuntamiento de Málaga para un convenio con la Diputación en el que actuar con visión provincial a partir de un estudio de la Universidad de Córdoba.
¿Qué se puede hacer? En línea similar a lo manifestado por los técnicos autonómicos, una de las claves es la de realizar clareos, retiradas de pies muertos y plantación de especies más resilientes, además de apostar por las autóctonas y arbustivas. «Se trata de eliminar los árboles que por su estado sanitario (pudrición, seca y afectación de los insectos perforadores de la madera) puedan suponer un riesgo a la ciudadanía por caída o al resto de la vegetación por propagación y promover prácticas forestales resilientes para mejorar el ecosistema y favorecer el aumento de la heterogeneidad de las zonas afectadas y, por tanto, la biodiversidad de los espacios forestales», añaden.
«Se va proceder al apeo de los árboles muertos, así como a su eliminación para controlar la presencia de insectos y evitar su expansión. Posteriormente, se procederá a la plantación de especies arbóreas más adaptadas al clima mediterráneo», inciden.
Varios meses han estado sobre el terreno los investigadores del Departamento de Ingeniería Forestal de la Escuela Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes. Este estudio, realizado sobre cinco parcelas de muestreo de los parques Gibralfaro, Monte Victoria, El Morlaco y Monte San Antón, concluye que los agentes desencadenantes del decaimiento de los pinares son, sobre todo, abióticos: irregularidad y disminución de las precipitaciones, el aumento de las temperaturas y periodos continuados de temperaturas cálidas) y de competencia ecológica incrementada por la escasez de recursos hídricos. No obstante, agentes perforadores de la madera (principalmente las especies orthotomicus erosus ycrypturgus numidicus) aprovechan la disminución de las defensas de los pinos afectados para desarrollarse en su interior, acelerando su muerte.
11 y 50%
de mortandad ha llegado a detectar la Junta en los 11 puntos negros de la seca en la provincia: Alcaucín, Canillas de Albaida, Salares, Sedella, Cómpeta, Nerja, Totalán Montes, El Chorro, Serranía de Ronda y el Bajo Genal.
Uno de los investigadores es Ángel Lora, que ya en su momento explicó a SUR un avance de este informe. «Los pinares están pasándolo mal en todo el Mediterráneo. Algunas frondosas muy castigadas por los aprovechamientos, también», incide esta vez. Por aprovechamientos se refiere a carboneo, corcho, dehesas cultivadas…
En todo caso, el científico ve que hay modos de paliar el problema pero matiza que el clima mediterráneo marca estas pautas. «Son árboles 'sufridores' que en épocas de bonanza se defienden mejor obviamente», puntualiza.
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