Elvira Roca: «En broma dije que era posible 40 años de sanchismo como de franquismo. Pero no hay que descartarlo»
La escritora malagueña publica su segunda novela, 'Ingrata patria', en la que reivindica a la olvidada Cornelia y la influencia de Roma en nuestra sociedad
Ha estado un tiempo apartada. Fuera de juego, pero sin dejar de escribir. Una dolencia en la espalda le impedía subir un escalón, así que ... ha pasado por el quirófano. Acostumbrada a derribar montañas que parecían insalvables como la de la leyenda negra, Elvira Roca (El Borge, 1966) ha librado otra lucha muy diferente de la que todavía se está rehabilitando, aunque ya sube los peldaños hasta con una taza de té en la mano. El que se toma mientras hablamos de su nueva novela, 'Ingrata Patria', en la que reivindica el personaje histórico y olvidado de Cornelia, después de su debut literario con 'Las brujas y el inquisidor' (premio Primavera 2023). La profesora y autora de 'Imperiofobia' habla en esta entrevista de su fascinación por Roma, de la decadencia de Occidente y del impulso de Oriente, aunque también de nuestro propio «patio». Desde la «pasividad» ante los excesos del Gobierno de Pedro Sánchez a su acreditada y «amarga» visión desde dentro del triunfo y fracaso del partido Ciudadanos.
-¿Por qué Cornelia?
-Me la tropecé cuando estudiaba Clásicas. Ella es la hija menor de Escipión el Africano y ya entonces me sorprendió que un personaje tan fascinante fuera tan poco conocido. Pensé que en cualquier momento alguien se fijaría en ella y la sacaría de la oscuridad, pero pasaron los años y las décadas, llegó el neofeminismo y nada. Hace años, conocí a Posteguillo y lo hablamos. Y entonces me operaron, una tremenda cirugía de columna, por lo que tenía que estar meses boca arriba y me dije: '¿Qué hago en este tiempo, Dios mío?'. Y ahí está 'Ingrata Patria', que está escrita boca arriba.

-¿Ya está recuperada del todo?
-Ya ha pasado un año y medio y voy mejorando. Ha sido una recuperación muy, muy lenta, con mucha rehabilitación, y aunque no estoy bien, estoy mejor que estaba. Hace un año no podía subir una escalera.
-¿Y cómo se ve el mundo escribiendo boca arriba?
-Las ideas boca arriba o boca abajo son iguales. La vida se ve igual. Lo difícil para mí ha sido no poder escribir a mano, porque eso sí que es imposible. Me ayudé de un artefacto, un ordenador, y me costó mucho al principio. Al punto de que pensé que no podía. En cuanto a Cornelia, simplemente pensé contar algo que ya me supiera sin tener que inventar nada. Escribir me costó varios meses de acomodación, pero me acostumbré. Con la placa que tengo en la espalda, lo de estar muchas horas sentada ya no puedo hacerlo, así que 'Ingrata patria' me ha salvado muchos días de vida y le debo mucho a esa novela.
«Que nadie se fijara en Cornelia es extraño porque fue la primera mujer que tuvo una estatua en el foro de Roma, un hecho sin precedentes»
«En Roma están los cimientos de nuestra civilización y el olvido de esos pilares no me parece que esté lejos, sin ser la única causa, de la enorme crisis que estamos viviendo»
Elvira Roca
Escritora
-La historia de la protagonista la narra otra mujer, Antígona, su antigua esclava. ¿La historia de las mujeres está por contar?
-En el caso de Cornelia, sí. A fin de cuentas, ella y sus hijos fueron derrotados y es normal que no se diera una versión muy favorable. En aquel momento, eso tenía una explicación, pero que el tiempo pasara y nadie se fijara en Cornelia es extraño porque fue la primera mujer que tuvo una estatua en el foro de Roma, un hecho sin precedentes. Fue una mujer extraordinaria, influyente, importante en su época, cuya fama traspasó las fronteras del Imperio Romano. Un faraón egipcio pidió su mano. Que nadie se fijara en esa mujer siempre me pareció una cosa rara, porque, además, ella caminó sola.
El libro

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Título: 'Ingrata patria'
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Autora: Elvira Roca Barea
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Editorial: Espasa, novela, España, 408 páginas, 22,90 euros
-En ese sentido, su historia es la de tantas perdedoras de la Historia.
-El fracaso de Cornelia y de sus hijos fue el fracaso de la República, un último y desesperado intento por salvar Roma y evitar que se despeñara en una crisis social y una espiral de guerras civiles como ocurrió. Ellos intentaron restaurar los principios de la República, que habían hecho de Roma una potencia en el Mediterráneo, pero su fracaso lo impidió.
-¿Su gusto por escribir a mano tiene algo que ver con el formato epistolar de la novela?
-El género epistolar es un clásico, pero es un género que ya prácticamente no se utiliza. Y bueno, para una novela de tema romano me pareció una fórmula literaria adecuada y además, la voz de Antígona, una griega con mala uva y muy romanizada, me permitía ver Roma desde dentro, pero también con distancia.
-¿Qué le gusta de Roma?
-Desde que aterricé en el mundo clásico con 15 años, tuve la sensación de que era mi casa. No me he ido nunca de ahí, he hecho otras cosas, pero ahí sigo. En Roma están los cimientos de nuestra civilización y creo que el olvido de esos pilares, el haber dejado de estudiarlos, el haber dejado de intentar comprenderlos, no me parece que esté lejos, sin ser la única causa, de la enorme crisis que estamos viviendo.

-Pero en Roma también hubo guerras y corrupción.
-Claro. ¿Su padre era perfecto? El mío no lo era. Era un ser humano, lleno de cualidades y también grandes defectos. Nada viene en blanco o en negro. Hay un momento en que Cornelia le habla al hijo de la «ingrata patria» y dice ingrata sí, pero es la nuestra. O lo aceptas y lo gestionas lo mejor que puedas o te pasas la vida siendo un ser sin alma, una cáscara vacía .Y si a nosotros nos quitan la base romana, nos quedamos mudos porque procedemos del latín. Lo que somos es Roma, desde nuestras instituciones a nuestros sistemas legales, conceptos mentales, filosofía. Todo.
-Roma nos fascina, pero en el libro muestra cómo a ellos les fascinaba Grecia. ¿Todo lo pasado fue mejor?
-Roma asumió Grecia y, por eso, ha llegado hasta nosotros. Grecia no hubiera transmitido su cultura a Occidente porque su capacidad de difusión no fue tan grande, ni tuvieron una hegemonía tan grande, larga y poderosa como la romana.
-Y de la Málaga romana. ¿Hay algún rincón que le guste?
-Tenemos el teatro, pero yo le tengo un amor enorme a Baelo Claudia (Cádiz), porque es perfecta para hacerse una idea de cómo era una ciudad romana. Y eso que era una urbe pequeñísima, pero las infraestructuras que tiene son extraordinarias, la toma de agua en las calles… Dos mil y pico años después siguen en servicio los acueductos o los puentes romanos, mientras se caen los que están al lado. Roma realmente nos ha dejado el mundo.
«EE UU pierde el norte y Europa no tiene ni capacidad, ni energía, ni iniciativa para asumir un liderazgo propio»
Elvira Roca
Escritora
-Lo de la patria siempre anda en sus textos. Esa idea vertebra su obra desde que lanzó su revisión de la leyenda negra.
-En este caso viene del amarguísimo epitafio que escribió para sí mismo Escipión el Africano, cuando abandonó Roma al final de su vida, tras unos años de persecuciones y vejaciones: «Ingrata patria, ne ossa quidem mea habes» (Ingrata patria, no te dejaré ni siquiera mis cenizas). A pocos lustros de haber salvado la existencia de Roma derrotando a Aníbal, Roma le pagó con la extinción de su familia, la cual fue educada en la idea inquebrantable de lealtad y servicio a la patria. Pero Roma les pagó mal. Ese momento en el que la oligarquía romana se desentiende por completo del sistema de equilibrio social y del mantenimiento de las instituciones es cuando Roma va al desastre.
Trump, el síntoma, no la causa
-Hablando de desastre, ¿Donald Trump es una máquina de imperiofobia?
-Trump es un síntoma de decadencia, no es la causa de nada. Es el síntoma de que Estados Unidos está entrando ya en ese momento que, antes o después, llega a todos los imperios al empezar a desfallecer y perder fuerza, fuelle, capacidad, originalidad, empuje, energía... Y el primer síntoma es que empiezan a cometerse errores en política exterior. Hay un momento en el que se pierde el norte, se toman decisiones equivocadas y no se sabe dónde hay que intervenir. Estados Unidos está ahora en ese momento. El problema es que era el buque insignia de Europa, la cual lleva muchísimo tiempo con el norte perdido. Europa no tiene ni capacidad, ni energía, ni iniciativa, ni nada de nada para asumir un liderazgo propio. Y aquí estamos.
-¿Y China la ve capacitada?
-Yo estoy fascinada con el oriente. Estamos ante una situación inédita. Nunca había ocurrido que se produjese, digamos, un cambio de hegemón, por usar el término griego, de occidente a oriente. Occidente había ido trasladando su hegemonía de unos a otros, pero ahora se va para otra parte del planeta a la que no nos hemos tomado en serio absolutamente para nada. Acabaremos siendo un mercado o parque temático, lo que decidan. Pero como situación inédita en la historia, es fascinante de ver.
«No lo supero. Por muchos motivos. Primero porque he envejecido y entonces el tiempo que he perdido me duele mucho»
«Fue una falta de luces formidable. Falta de inteligencia, falta de talento político, endiosamiento»
Elvira Roca
Escritora
-¿Decepcionada de su paso por Ciudadanos?
-Fui coordinadora de la primera agrupación que Ciudadanos tuvo fuera de Cataluña. Tengo un carnet más viejo que el de Albert Rivera. ¿Pero es necesario acabar la entrevista con esta amargura?... Mira, no lo supero. Por muchos motivos. Primero porque he envejecido y entonces el tiempo que he perdido me duele mucho. He dedicado años de mi vida a intentar que hubiera una alternativa política que permitiera una serie de equilibrios y se corrigieran errores. Y luego, me duele el absurdo de decir: 'Bueno, se intenta y no se consigue, pues qué le vamos a hacer'. Pero es que se intenta y se consigue. Hay un momento en que Ciudadanos es la fuerza política más votada en Cataluña, tiene un peso en el Parlamento que le permite… y no hacen nada. Se jode después de triunfar, esa es la pena, lo incomprensible de esto y lo que no puedo perdonar en la vida. Me callo aquí.
-Se lo pregunto en los términos de su novela. ¿Lo de Albert Rivera fue una inmolación honorable en la batalla como los generales romanos o una huida?
–Fue una falta de luces formidable, falta de inteligencia, falta de talento político, endiosamiento. Pero bueno, esto ya no tiene ningún sentido, si sirviera para algo...
–Explicarlo con la distancia puede ayudar a entender lo que pasó.
–No, no sirve para nada. Esto lo intenté cuando todavía había tiempo y fue completamente inútil. Con Imbroda, que en paz descanse, hicimos un último intento de enderezar el desastre que se venía. Pero fue como hablar con una pared.
-¿Y a Pedro Sánchez lo ve apartándose?
–No. Un poco de broma dije que habíamos tenido 40 años de franquismo y era muy posible que tuviéramos 40 años de sanchismo. Pero visto lo visto, no hay que descartarlo, tal y como está el patio y dado el grado de pasividad y encaje que está teniendo el personal. Hace muchísimo tiempo que caímos en la autarquía y no hacemos más que mirar para dentro y hacer cada vez más chica la aldea.
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